Leyendo un artículo muy interesante de Juan Ramón Rallo, uno de mis economistas preferidos, sobre el porqué de que ideas inferiores como el socialismo se acaban imponiendo a las superiores como el liberalismo, me vino un sinfín de reflexiones. Es cierto que muchas veces asistimos perplejos a comportamientos humanos deleznables justificados en teorías lamentables que mantiene al ser humano en un letargo cultural inexplicable. Inexplicable sobretodo porque vemos como cada vez hay personas sensatas como Rallo, un servidor y muchísimas más personas cuyas ideas manifiestan claramente su superioridad respecto a las demás, sin embargo son claramente derrotadas por el pensamiento de la mayoría. La pregunta que cabe hacerse ¿por qué es esto así? ¿cómo es posible que ideas tan desfasadas como las socialistas que mantienen al ser humano en un estado de minoría de edad se impongan en nuestra sociedad?
El ser humano tiene una innata capacidad creativa que contrasta con su pánico a la incertidumbre. Recordemos que hemos estado miles de años dependiendo de lo que cazábamos y si no cazábamos nos moríamos de hambre. Hoy en día, tenemos miedo a no llegar a fin de mes, a no darle de comer a nuestros hijos, a que nos quiten la casa… vivimos en un estado de incertidumbre que nos mantiene alerta y nos moviliza a la hora de combatirla. Es aquí donde usamos al estado como un agente que nos ayuda a combatir esa incertidumbre, en forma de padre de última instancia que tiene la obligación de no dejarnos caer. Este sentimiento ha calado en las poblaciones de todo el mundo y creo que es lo que hace que los estados se mantengan en pie. El hombre aún no quiere asumir la responsabilidad total de su existencia por el menosprecio que siente de sí mismo. No confía en su innata capacidad creativa que ha demostrado a lo largo de los años.
El estado ha desarrollado una serie de atributos que les ha asegurado el convencimiento de que es indispensable para la vida en sociedad. Como empresa ha tenido un éxito rotundo en convencer a sus contribuyentes de la utilidad de su existencia. Pienso que, al contrario de muchos, estas estrategias de convencimiento han surgido en muchos casos de forma espontánea, conociendo a los contribuyentes. Han sabido, como la iglesia en su momento, crear las condiciones para seguir conservando sus privilegios. ¿Cómo se puede derribar esta magna obra? al igual que Rallo pienso que sólo a través de la ideas no se conseguirá. Personas como Misses, Hayek, Huerta de soto, Juan Ramón rallo, fuera de su ámbito académico, e incluso dentro, sus ideas son desconocidas o denostadas, cuando cualquiera que tenga sentido común reconocería la superioridad de las mismas. La única alternativa que podría generar un cambio de actitud hacia el liberalismo es mediante la ejemplaridad. Además de afirmar los ideales liberales ponlos en práctica, conviértete en un liberal ejemplar y empezarás a derribar prejuicios. Créanme cuando les digo que funciona. Yo lo hago desde mi empresa y contemplo como mucha gente despierta de su letargo cultural dominado por el estatismo.
«Artículo dedicado a Juan ramón Rallo por ser un liberal en la teoría y en la práctica, es decir ejemplar.